Compay Segundo, el armónico de Cuba.
Leticia Guerra Quesada.
Cuantas alabanzas podemos expresar para reconocer la impronta de Francisco Repilado Muñoz en la música cubana. Tocaba la guitarra, el tres cubano, el clarinete y el bongó. Compuso canciones que constituyen joyas del pentagrama nacional, ganó varios premios Grammy y actuó en la película que lleva su nombre artístico “Compay Segundo”, realizada por Wim Wenders.
Pero su ingenio musical fue tan amplio al punto de inventar un instrumento, el armónico, un híbrido de siete cuerdas entre la guitarra española y el tres cubano. Se compone de una primera cuerda mi, segunda si, tercera sol, cuerda doble octavada y re, la, mi, afinados una octava por encima de la afinación propia de la guitarra.
Compay Segundo nos dejó más de cien creaciones musicales entre las que se destacan los sones Sarandonga, La Calabaza, Saludo Compay y el más trascendental de todos su Chan Chan. Vendió más de 10 millones de discos. Teatros neoyorquinos, franceses y españoles se disputaron sus presentaciones. Y Cantó hasta en el Vaticano.
Poseía la mirada de un joven en plena pubertad, pero con la experiencia de estar pasado por la vida. Tenía el aroma seco y agradable de lo antiguo. Heredó el saber hacer de los trovadores tradicionales de Santiago de Cuba, cuna del son y del bolero, tierra que lo vio nacer.
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